Historia del Síndrome de Ménière.
ANTECEDENTES
En el siglo XIX, particularmente en su segunda mitad, la Medicina inicia su fase auténticamente moderna.
La Otología no fue ajena a este rápido desarrollo de la Medicina, considerando los historiadores el siglo XIX, como el comienzo de la Otología moderna.
Así, el año 1822, Gaspard Itard publica un renovador tratado de Otología Flourens, también en Francia, describe la función de los canales semicirculares y sugiere en su memoria publicada el año 1830, que el nervio acústico tiene dos ramas, una para la audición y otra para el equilibrio.
Prosper Ménière (1799-1862)
En este ambiente moderno de estudio y experimentación surge la figura de Prósper Ménière.
Dedicado a la Medicina y por suerte para la Otología, desde 1838, ocupando el puesto de Director del Instituto Imperial de Sordomudos en París.
El conocimiento de las investigaciones de su predecesor y su labor con los sordomudos llevaron a Ménière a interesarse profundamente en la fisiología y patología del oído durante casi 23 años, hasta su muerte.
El año 1861, en una serie de cinco artículos publicados en la Gazette Médicale de París, describe la entidad clínica que lleva su nombre.
Desmintió la hipótesis que se aceptaba en la época de que el vértigo era una forma de apoplejía cerebral o de epilepsia. Afirmó que se trataba de un problema del oído interno, lo que le valió numerosas críticas.
Se basó en la observación de pacientes cuyos síntomas, según Ménière, incluían ataques repetidos de vértigos, con náuseas, vómitos y pérdida de equilibrio, que se presentaban frecuentemente en el intervalo de semanas, meses, o años. Estos dejaban en el paciente daño auditivo y acúfenos . Señalaba que la pérdida auditiva podía ser bilateral, pero más a menudo era unilateral y que afectaba la audición para los tonos más bajos.
Ménière concluyó que:
- el aparato auditivo podía estar afectado, resultando en episodios de acúfenos y pérdida de la audición.
- las malformaciones del oído interno podían ser responsables de ataques repentinos de vértigo que se acompañaban de náuseas, vómitos y síncope.
- aunque los ataques eran intermitentes, la pérdida de la audición era progresiva.
- la lesión que posteriormente se le puso su nombre se situaba en los canales semicirculares.
Ménière señaló también que el vértigo de origen central no se asociaba a pérdida de audición y que los pacientes con vértigo auditivo no perdían la consciencia durante los ataques.
En los años setenta se reconoció su labor y fue Charcot quien en 1874 utilizó por vez primera el epónimo «enfermedad de Ménière»
SABIAS QUE….
En función de los estudios, la incidencia del Síndrome de Ménière oscila entre 8,2 a la 157 por 100.000 personas por año. La prevalencia varía de 3,5-17 casos por cada 100.000 habitantes en Japón a 513 casos por 100.000 habitantes en Finlandia. La enfermedad de Ménière es más común en caucásicos que en otras poblaciones, como los japoneses o los americanos nativos. El único estudio efectuado en España sobre la incidencia del Síndrome de Ménière se ha realizado en Cantabria cuyos resultados son de 75 casos por cada 100.000 habitantes.
En el síndrome de Ménière hay una distensión del laberinto membranoso por un aumento del contenido en endolinfa alterando su homeostasis (regulación). El aumento de presión generado altera la relación entre las estructuras del oído interno y hoy en día, gracias a la investigación, se sabe que múltiples factores genéticos o ambientales podrían desafiar esa estabilidad del oído interno y desencadenar el Síndrome de Ménière, dependiendo de la susceptibilidad individual, de acuerdo con varios factores tales como la respuesta inmune innata, los alérgenos, agentes infecciosos o genéticos, el sistema endocrino y el sistema nervioso autónomo.